Exterior

Inspirándose en el secreto de sus ensoñaciones, Monique Pauwels se inspira en su primera infancia. Sin embargo, los vaivenes de la vida la llevaron hacia una carrera jurídica seria, intensa y cartesiana. Con el paso de los años, la necesidad de libertad, de imaginar, de crear y de pintar se ha vuelto cada vez más imperiosa.

En 2012, un acontecimiento importante desencadenará la metamorfosis. Decidida a desplegar su creatividad, tomó lecciones académicas de pintura con Jean Uroz, un pintor carismático, quien la guió en el camino del descubrimiento artístico y le infundió la confianza necesaria para despegar. Esta iniciación cambió definitivamente su existencia hasta tal punto que hoy la necesidad de pintar es tan imprescindible como la de respirar: una burbuja donde arte y vida responden y se fusionan.

Eligió pintar con acrílico, una técnica que le permite congelar el momento creativo y revelar luces y sombras, transparencias y opacidades. Sus fuentes de inspiración son múltiples: la luz, los colores, los reflejos despiertan constantemente su imaginación. Su mirada capta una línea, un movimiento como de una ronda que atrae y la hace vibrar... Entonces todo se junta como por arte de magia. El artista se expresa en estos términos sobre su obra: “Mis pinturas no son una traducción de la realidad sino el sentimiento de mis jardines interiores; no son perfección según criterios intelectuales, son creaciones en la flor del alma.

Nacida en Neuchâtel, Monique Pauwels comparte su vida entre Suiza y Francia.